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SAN CARLOS BORROMEO

02 DE OCT. DE 1.538 ARONA – 03 DE NOV. 1.584 MILÁN (ITALIA)

(Resumen Biográfico)

Nació en el castillo de Arona, pequeña y hermosa ciudad feudo de la familia Borromeo, situada a orillas del lago Maggiore en Italia. Segundogénito del conde Gilberto II Borromeo y la condesa Margarita de Medici, hermana del Papa Pío IV (Jean Ángelo Medici). A los ocho años (15 de octubre de 1545) recibió la tonsura clerical y a los 21 el título de Doctor en Derecho Canónico y Civil (Universidad de Pavía). El 26 de diciembre de 1559 fue elegido Papa su tío Jean Ángelo Medici – Pío IV-. Este hecho fue decisivo en la vida del joven Carlos. El nuevo Papa lo hizo venir a Roma y lo colmó de honores y dignidades: Protonotario Apostólico y Referendario de la Signatura (13 de enero 1560); Cardenal diácono con el título de los Santos Vito y Modesto (31 de enero de 1560); administrador de la diócesis de Milán (7 de febrero de 1560). Pero el cargo más importante que le dio fue el de la Administración de los Estados de la Iglesia y el de la Secretaría de Estado. Por primera vez el nepotismo pontificio del renacimiento daba a la Iglesia un Cardenal santo. En él halló el Papa Pío IV el más fiel y abnegado colaborador de su pontificio. Fue ante todo un reformador. Asumió el compromiso de realizar la reforma del Concilio de Trento que está presente en la memoria de la Iglesia como uno de los más importante acontecimientos de su historia. Creó seminarios para la formación del Clero y adecuó varios colegios para la juventud.

Si preguntaban a San Carlos: ¿Quién puede estudiar quién debe estudiar? Contestaba: “la instrucción es necesaria para todos los hombres y mujeres”. A la muerte de San Carlos, Milán contaba con 740 escuelas y 40.088 alumnos.  Una de las obras sociales más significante es el Sacro Monte de Piedad de Roma, un verdadero banco de los pobres que todavía existe.

 

Comprende el gesto humilde y generoso de la limosna y todos los elementos del asistencialismo como una forma inteligente para devolver al pobre la conciencia de la responsabilidad personal y de su plena dignidad. En tiempo de carestía alimenta durante meses a más de 3000 personas diariamente. Para los mendigos, crea un refugio y luego arrienda un monasterio y lo transforma en un hospital para pobres enfermos. Para los huérfanos abre una casa refugio. A hombres y mujeres, que a más de la alimentación, les asegura una adecuada formación al trabajo para que puedan vivir independientes. Una delicada sabiduría: el hombre se siente más orgulloso y digno cuando puede comer el pan que ha ganado con su propio trabajo. De verdad Carlos Borromeo ha sido, a su manera, un precursor de los servicios sociales que tanto enorgullecen la actual sociedad.

 

En 1576 la peste azotó Milán. Las primeras víctimas hicieron salir precipitadamente de Milán mucha gente entre ellas las autoridades y muchos sacerdotes y religiosos.  San Carlos habilitó un viejo edificio en un lazareto para hospedar más de 800 enfermos. Visitó los enfermos, organizó colectas y recogió a los pobres abandonados en las casas y en las calles; sirviendo así durante  meses a más de 50.000 personas; y cuando vino el invierno despojó su palacio de todas las telas, cortinas y paños para confeccionarles vestidos y cobijas. La historia hizo justicia. “La peste de San Carlos se llamó esa tristísima epidemia para recordar la abnegación y dedicación del santo arzobispo”.

 

A las 8 y 30 de la noche del 3 de noviembre de 1584 Carlos Borromeo, el santo arzobispo de Milán exhala el último suspiro.  Tenía 46 años. Durante 4 días el pueblo de Milán desfila incesantemente para demostrar afecto y devoción a su santo pastor; y el obispo de Cremona, futuro Papa Gregorio XIV, celebra las exequias. El cuerpo fue inhumado en la misma Iglesia catedral.

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